El secreto de belleza menos pensado de Tini Stoessel y otras celebridades que es furor en el mundo

Una rutina que no conoce clase, edad ni género y que se afianza en la Argentina

Famosas de la talla de Tini Stoessel, Lali Espósito, María Becerra, Beyoncé, Lady Gaga y miles más le están dando importancia y prioridad al cuidado y diseño de uñas. No es algo exclusivo de mujeres, hoy más que nunca los hombres, especialmente los jóvenes, se están animando a experimentar en este mundo de la belleza que está de moda y ofrece cada vez más opciones y técnicas.

Esculpidas, semipermanentes, de gel, nail art, kapping y manicura clásica. Son los tipos de tratamiento y diseño de uñas que más se solicitan. Se trata de una tendencia que es furor en el mundo y que en la Argentina dejó de ser algo exclusivo de las peluquerías como se acostumbraba hace algunas décadas y crece día a día. En el último tiempo, aumentó la demanda por el cuidado de las manos y cada vez hay más cursos para formarse en este arte y locales que se dedican exclusivamente a este metiere.

El nail art mueve millones: según la consultora internacional Grand View Research, el tamaño del mercado global de productos para el cuidado de las uñas se valoró en US$ 19.100 millones en 2021 y se espera que se expanda a una tasa de crecimiento anual del 5,2 % entre 2022 y 2030.

El cuidado cosmético que antes se reservaba para ocasiones especiales se ha convertido hoy en una rutina que no distingue edad, clase o género. Con precios que varían dependiendo el diseño y la calidad de la manicura y una clientela adicta capaz de repetir cada semana, el negocio está servido: una franquicia de éxito como la española Nails Factory puede llegar a embolsar casi dos millones y medio de euros anualmente.

“Cuando empecé con el negocio hace 10 años todos pensaban que estaba loca por abrir un local solo de uñas, pero yo tenía fe de que le iba a ir bien. Me pasaba que me iba de viaje y no podía creer que en otros países estuviera lleno de lugares así y acá todavía nada”, dice Blanca Esteche, reconocida manicurista profesional y dueña de dos salones de belleza porteños que se destacan por su servicio de uñas. “Lo que creció este mercado en la última década es increíble y si bien las argentinas son muy clásicas, hoy se animan a arriesgar más; piden mucho uñas semipermanentes, esculpidas, kapping y nail art”, destaca.

Respecto de sus orígenes, la palabra “manicura” procede del francés “manicure” que, a su vez, deriva del latín. Este último es el resultado de la suma de dos componentes: el sustantivo “manus”, que puede traducirse como “mano” y el verbo “curare”, que es sinónimo de “cuidar” y también de “curar”.

La manicura -que es la forma más global y conocida para referirse a estos procedimientos- consiste en un tratamiento cosmético de las manos, especialmente de las uñas en el que estas son limadas, cortadas y pintadas. Es una práctica muy antigua que se cree que se remonta hasta hace 5.000 años atrás y que en los últimos tiempos su popularidad creció debido a las redes sociales y a personalidades famosas que muestran los excéntricos diseños que se hacen en las uñas.

Cuidado de manos para hombres y mujeres

Las mujeres suelen ser las que se hacen estos tratamientos en las manos, pero últimamente los hombres no se quedan atrás. Se animan al cuidado de las uñas aunque sea con una fina capa de esmalte protector mientras que los más osados se arriesgan a los colores y dibujos.

Esto también viene inspirado en personajes ultra conocidos como Harry Styles, Shawn Mendes, Bad Bunny, Brooklyn Beckham, A$ap Rocky e incluso, íconos mayores como Brad Pitt y Johnny Depp. Fue el mismo Bad Bunny que consultado por esto en una red carpet dijo: “No le digo a la gente: ‘Oye, píntate las uñas o píntate el pelo, haz esto o lo otro’’, simplemente digo que hagas lo que te haga feliz y que nunca te limites’.

Luli Gugli es una de las pioneras en animarse a trabajar 100% de esto, hoy en día es de las manicuras más solicitadas del país que pasó de trabajar en un garage a tener un importante local en San Fernando -lugar donde es frecuente encontrar famosas de la talla de Tini Stoessel, Nicole Neumann y Moria Casán- y expandirse a servicios como: perfilado y laminado de cejas, dermaplaning, masajes, yoga y tarot. Además, logró proyectarse de tal manera que pasó de trabajar sola a tener un equipo de 20 personas que se dedican a las clientas que se presentan en “la Mansión”.

“Hoy lo que más se pide es kapping -una técnica para fortalecer la uña natural de manera artificial con acrílico o con gel- y arriba se le pone esmalte semi permanente o con el diseño que la persona quiera. También se hacen mucho las esculpidas y es una tendencia muy fuerte que viene anclada con el tema de la uña larga”, dice Gugli. A la vez añade que en los 90′, época de Dolores Barreiro y los desfiles de Roberto Giordano, las argentinas usaban mucho la uña corta, el esmalte común y colores básicos, pero hoy lo que es furor es todo lo opuesto. “Creció mucho con la moda, la exposición en la música y las figuras de los traperos y con los famosos que empezaron a exagerar y volver viral el uso de la uña larga”, aclara Gugli.

“Tini por ejemplo es una gran referente en uñas. Me pasa que sus seguidoras a veces me mandan capturas de todo el mundo recreando sus uñas. Y esto es lo bueno de las redes, hacen que aumente mucho la demanda y después vienen y piden el mismo diseño”, recalca quien es la responsable de que las uñas de la cantante estén en perfectas condiciones.

¿Cuál es la diferencia entre las distintas técnicas?

Esmaltado semipermanente: es un sistema de duración de aproximadamente 2-3 semanas que se hace sin hacer extensión de la uña, es decir, no se puede alargar la uña con este tipo de esmalte. Para eliminarlo, basta con un removedor que contenga acetona o acudiendo a una manicura profesional para que lo quite. Su esmaltado puede ser de diferentes colores, ya que es un híbrido de esmalte y gel.

Uñas esculpidas: son extensiones que se construyen a partir de la uña natural con material acrílico o gel. Permiten restaurar y reconstruir uñas mordidas o simplemente, lucir uñas más largas. Se les puede moldear la forma y longitud para obtener varios estilos distintos.

Nail Art: se traduce literalmente a “arte en uñas” y a diferencia de los anteriores se trata solamente de la decoración de las uñas. Hasta hace unos años se limitaba solo a las uñas esculpidas, pero en la actualidad se amplía a los diseños que también se hacen con esmaltes comunes y semipermanentes.

Uñas de gel: es una prótesis para las uñas creadas a partir de un gel acrílico moldeado sobre la uña natural. Tras varias capas de base, esmalte y fijador -todas ellas secadas bajo una lámpara ultravioleta- se obtienen diferentes y perfectos diseños que resultan de lo más resistentes a la par de ligeros.

Kapping: se trata de aplicar una fina capa de acrílico o gel fortificador sobre la uña que actuará como una barrera protectora para que la misma sane o se regenere en buen estado. Este baño en gel no alarga la uña natural sino que acompaña el crecimiento de la misma y puede durar hasta 20 días.

El negocio de las uñas

Furor absoluto, a la par de la crecida de clientes, aumentan los profesionales que se dedican a este negocio. Personas que se instruyen en instituciones especializadas, en salones de belleza o hacen varios cursos de preparación. La salida laboral tiene la ventaja de que no solo se puede trabajar en lugares de belleza o peluquerías sino también por cuenta propia atendiendo a domicilio o desde la comodidad del propio hogar.

Ahora bien, quien decida emprender en este rubro deberá tener en cuenta la alta competencia que hay en el mercado, el costo de adquirir tanta variedad de productos, los mobiliarios del lugar y el costo de entrada al negocio. Blanca Esteche cuenta que el capital inicial que hay que tener en mente al momento de invertir en un emprendimiento básico de uñas ronda los 12 y 15 mil dólares.

“Respecto al costo mensual de los productos referidos al cuidado de las manos yo diría que está cerca de los 400 mil pesos; hay que tener en cuenta que no hablamos solo de esmaltes sino de productos de cuidado de la piel, papel de aluminio, ablandadores, quitaesmaltes, algodones, utensilios básicos para tratar las uñas y todos estos en gran cantidad. La gente no se imagina, pero tenemos que estar comprando todo el tiempo”, afirma Esteche. Y añade que a diferencia del monto de inversión inicial, el costo de mantenimiento mensual del lugar ronda los US$ 5000.

“Arranqué con esto como un hobbie, me empezó a ir muy bien y pasó a ser un emprendimiento y hoy, una empresa. Yo al principio me destacaba por el nail art que todavía no se hacía mucho acá, incluso lo regalaba como promoción porque sabía que era algo que iba a ser tendencia y en ese entonces las mujeres no se animaban tanto. Hoy que avanzó todo, tenemos más proveedores y productos, antes había que traer todo de afuera”, sostiene Gugli. Y añade: “siempre hay cosas nuevas, el mercado de las uñas no tiene techo, si vas a Once te das cuenta que está plagado de insumos, hay cuadras enteras que en vez de ropa venden cosas para las uñas y de buena calidad”.

Consejos de Luli Gugli para emprendedores de las uñas:

  • Procurar tener productos de calidad
  • Estar bien formado
  • Tener bien “aceitados” los tiempos entre un cliente y otro
  • Capacitarse en diversas técnicas para poder aconsejar al cliente lo mejor para sus manos
  • Ser una persona organizada y poder cumplir con los tiempos

“Ser emprendedor en la Argentina es difícil, se complica conseguir las cosas y costear el negocio. Uno tiene que tener cuidado por la cantidad de impuestos y la inflación que afectan constantemente. Diría que ahora es uno de los peores tiempos, desde que trabajo en esto, para emprendedores”, cuenta Blanca Esteche.

Hoy sus dos locales están siempre llenos y cuenta con un personal de 12 personas a quienes les enseña sus técnicas y las capacita. “Me encanta pensar en expandirme, quiero tener otros salones y tengo en mente abrir un local fuera del país, pero es algo que todavía estoy estudiando”, concluye.


Mae Kris

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