Menos preocupación, más presencia

¿Por qué limitar nuestra capacidad de descanso a los días libres de responsabilidades cuando Jesús nos dijo que encontramos descanso oportuno en él?

“Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar”, Mateo 11:28 (TLA).

Menos preocupación, más presencia

 

 

 

Lo urgente vs. Lo importante

El problema de vivir en un afán constante es que te acostumbras a él y ¡ni cuenta te das! En ese ritmo acelerado de vida, vas perdiendo de a poco la capacidad de priorizar lo importante sobre lo urgente. Este es un ejemplo simple:

Aunque llevar a tus hijos a la escuela para no llegar tarde al trabajo sea una urgencia de cada mañana, lo importante es no salir de casa sin antes hacer una oración como familia para dar gracias a Dios y poner el día en sus manos.

Si no cumples con lo urgente, llegarás unos minutos tarde a la oficina y tal vez —en el caso más extremo— te llamen la atención. En cambio, cuando postergas lo importante, pones a Dios en espera y pierdes la oportunidad de inculcarle a tus hijos la importancia de darle el primer lugar en sus vidas.

¿En cuál de estos dos panoramas estás perdiendo más?

El remedio definitivo para una preocupación constante es aprender a caminar en los ritmos no forzados de la gracia.

Por más copada que esté tu agenda, te invito a aplicar estos principios para entrar en el descanso que Jesús te ofrece en medio de tu rutina diaria:

1. Replantéate tus prioridades

Toma papel y lápiz y divide la hoja en dos columnas. Escribe en una de ellas lo URGENTE (todo lo que tienes que hacer en el día) y en la otra, escribe lo IMPORTANTE (aquí debes colocar tus responsabilidades como creyente, como poner tus planes en manos de Dios, orar por un amigo, ayudar a alguien o leer la Biblia).

Al finalizar el día, visualiza tu lista y fíjate en cuál de las dos columnas tienes más actividades completadas. De esa forma sabrás a qué le están dando prioridad y podrás hacer cambios intencionales.

“Lo más importante es que primero busquen el reino de Dios y hagan lo que es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten”, Mateo 6:33 (TLA).

2. Atrévete a confiar en Jesús aún en las pequeñas cosas

Luego de reordenar tus prioridades, pon a prueba tu fe con pequeñas acciones para mantenerte determinado.

Volviendo al ejemplo anterior, si un día te quedaste dormido y te ves tentado a saltarte tu tiempo de oración matutina porque “los niños y tú llegarán tarde a la escuela y al trabajo”, plántate firme en “no dejar a Dios para después” y tómate al menos 10 minutos para orar en familia antes de salir de casa, creyendo con todo tu corazón que Dios se ocupa de tus cosas cuando tú le das tu primer lugar.

Créeme, te sorprenderás de ver cómo Dios te respalda y eso aumentará tu confianza en Él.

Vivir en una misión nos demanda compromiso con nuestra vida espiritual. Ante los ojos de Jesús, eso es lo único por lo que debemos preocuparnos.

“Jesús le contestó: ―Marta, Marta, te preocupas demasiado por muchas cosas. Pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la va a quitar”, Lucas 10:41-42 (NBV).


Kayleigh Tremblay

33 Blog posts

Comments