Angélica Ladino, recorre Australia en una motor home.

Habló  sobre el trabajo que tiene junto a su esposo, con el que recorre toda Australia para generar contenido.

 Vivir viajando es el sueño de muchos pero solo la realidad de una colombiana, que decidió vivir en una camioneta y pasear por toda Australia como un estilo de vida.

Se trata de Angélica Ladino, una colombiana nacida en Barrancabermeja quien habló en 10AM sobre la vida que lleva junto a su esposo, con quien hace dos años recorren toda Australia en una camioneta.

Contó que llegó a Australia hace 6 años aprender el idioma, por lo que pasó de ser abogada de Los Andes a trabajar en una panaderia haciendo Muffins y ahora labora generando contenido desde su camioneta en la que recorren todo el país.

"Decidimos comprar el vehículo hace dos años y ya llevamos recorrido el 60% del país. Así logré convertir mi vida en mi trabajo", dijo.

 

Angélica habló sobre el cambio que tuvo su vida cuando decidió emigrar a Australia, porque "todos creemos que ejercer una carrera es la única forma", pero ella hizo un cambio de su mentalidad y ahora en una de las mejores generadoras de contenido mientras recorre este país en una camioneta.

Angélica Ladino Foto: Cortesía Angélica Ladino / @quietachiever2


Fue él quien hace un año la convenció de recorrer su país en una pequeña van blanca llamada Pote, en la que han conocido algunos de los paisajes más hermosos de la nación que tiene más canguros que personas.

Lo que más me gusta de ella es que siempre tiene una sonrisa y está feliz”, dice el australiano Beau Mitchell mientras hace su mayor esfuerzo por hablar español y describir a su esposa, Angélica Ladino, a quien conoció hace casi tres años en Perth, Australia.

Recorriendo paisajes de postal

“Te sientes tan afortunado de poder ver paisajes maravillosos en primera plana. Es hermoso levantarte y que lo primero que veas sean unas montañas gigantes, un desierto majestuoso o a veces las cristalinas aguas del mar”, dice Angélica Ladino.

Partieron desde Perth (occidente de Australia y la cuarta ciudad más poblada) en un recorrido “lento, pero seguro”, como dice en el parabrisas trasero de la van. Siguieron subiendo hasta llegar a Darwin, otra ciudad costera en el norte y una de las más calientes de Australia, donde siempre hay cocodrilos en las playas, por lo que no se puede nadar en ellas.

 Foto: Cortesía Angélica Ladino / @quietachiever2


Después bajaron al centro hasta Alice Springs. Allá está Uluru, una formación rocosa y rojiza que tiene más de 384 metros y 9 kilómetros de contorno. Un lugar sagrado para los aborígenes australianos que desde 1987 es Patrimonio de la Humanidad.

Luego cruzaron hacia el suroriente del país, donde llegaron a Brisbane, una de las ciudades más importantes de Australia y la capital del estado Queensland. Ahí van. Han recorrido más de 8.100 km en nueve meses.

 


“Nadar con tortugas marinas en Exmouth (al norte), fue de las mejores experiencias. Estábamos solo Beau y yo haciendo careteo en unas aguas supercristalinas y vimos al menos unas siete, ¡fue hermoso!”, recuerda Angélica emocionada.

“También fue maravilloso cuando conocimos la arena roja, ¡es magnética! Parecía Marte. Y la primera vez que vi un cocodrilo en la playa fue una locura, es algo de no creer. De hecho, cruzamos en medio de una cueva llena de cocodrilos de agua dulce que se supone que no te hacen nada”, agrega.

 

 

Esto apenas empieza…

“Nuestra meta es continuar viajando por cada rincón del país. Apenas estamos en la mitad del viaje”, comenta Beau. Por ahora se están dando unas cortas vacaciones familiares en la casa de una de las hermanas de Angélica, pero en las próximas semanas retomarán el viaje con destino a Cairns (al nororiente), donde está la Gran Barrera de Coral, que por su inmensidad, se puede observar desde el espacio, pues se extiende a lo largo de 2.600 kilómetros frente a la costa nororiental de Australia.

 


Después irán hacia Sídney (al suroriente), la ciudad más grande, poblada y antigua del país, seguirán hacia Melbourne (capital del estado de Victoria) y cruzarán en un ferry hasta Tasmania. Finalmente, irán a Adelaide (al sur de Australia), la quinta ciudad más grande del país, y se devolverán recorriendo la costa hasta llegar nuevamente a Perth.

“Cuando terminemos este recorrido, la idea es ir a Colombia para que mi esposo mejore su español. Tal vez allá también hagamos un recorrido, es muy pronto para saberlo”, dice Angélica con una gran sonrisa.

 Foto: Cortesía Angélica Ladino / @quietachiever2


La van que les ha permitido vivir esta experiencia

Pote los ha acompañado en un gran, gran recorrido. Para hacernos una idea, desde el punto más norte de Colombia, que es Punta Gallinas, en la Guajira, hasta Leticia, Amazonas, hay 1.861 kilómetros. Ellos han recorrido cuatro veces eso, sin baño, congelador, espejo, lavadora, lavaplatos y con ropa limitada.

“Cuando empezamos el viaje no teníamos mucho presupuesto, así que compramos una van pequeña, pero son comodidades que se sacrificaron para tener la oportunidad tan magnífica de recorrer este país”, asegura Angélica.

Sin embargo, tienen casi casi todo lo que necesitan: una cómoda cama, un clóset, escritorio, cocina y ventilador.

Para lavar, usan una pequeña bolsita en la que caben dos camisas, dos shorts y dos pares de medias: llenan la bolsa de agua hasta la mitad, aplican un poco de jabón, cierran y la restriegan por al menos dos minutos. Luego enjuagan nuevamente. Es un proceso sencillo en el que gastan menos de cinco litros de agua por lavada. Para secar la ropa, extienden una cuerda en cualquier lugar que puedan y esperan.

La cocina es una tabla que se despliega desde la parte de atrás de la van (el cuarto) y funciona con pequeñas pipetas de gas que les sirve para hacer todo lo que necesitan. Como no tienen baño dentro de la van, usan baños públicos, que por fortuna, según ellos, están por todas partes.

También tienen un tanque de 45 litros de agua que deben ahorrar hasta que encuentren una bomba o algún lugar para recargarlo. Según Angélica, normalmente es sencillo encontrarlos y es gratis, pero cuando están en el desierto, pueden pasar varios días hasta que vean algo.

Obtienen electricidad a través de un panel solar que también se recarga al manejar. Sin embargo, cuando llueve durante tres días seguidos o se quedan parqueados en un solo sitio, no hay energía. “Nos toca escoger entre si cargamos el celular o el computador, y nosotros vivimos de crear contenido, así que es complicado”, explica Angélica Ladino.

Vivir de crear contenido para redes sociales

Al comienzo empezaron el viaje con ahorros, pero luego de cuatro meses, Angélica comenzó a generar ingresos creando contenido y él vendiendo fotografías. “Soy creadora de contenido en redes sociales. Relato nuestra aventura en van, cuento historias de latinos en Australia y doy tips para vivir acá. Al inicio empecé ganando 100 dólares al mes con mi canal de YouTube, pero eso servía solo para dos tanqueadas del carro, no era suficiente”, recuerda.

Cuando el recorrido avanzó y se dedicó cien por ciento al canal, sus seguidores aumentaron, al igual que sus ingresos. Actualmente tiene 141 mil seguidores en Instagram, 187 mil en Facebook y 120 mil suscriptores en YouTube.

“Al estar tan expuesta en las redes me di cuenta de lo cruel que puede ser la gente a veces. Recibes muchos ataques y comentarios negativos que no te esperas. Que por qué no me arreglo, que soy fea, que debería maquillarme y mostrar la belleza latina y un montón de cosas que así no quiera, dañan el ánimo, pero uno tiene que aprender a fortalecer el autoestima”.

Pero también recibe comentarios buenos de gente que la admira y que se ha inspirado en su contenido para darle un giro a su vida. “Un chico me envió la foto de un pequeño carro que había comprado y adaptado para recorrer Colombia por tres meses. Eso me llenó de mucha energía y felicidad”, recuerda.

 

Las experiencias son el mejor regalo

 Foto: Cortesía Angélica Ladino / @quietachiever2


Está feliz y quiere seguir recorriendo la mayor cantidad de sitios posibles. “A veces creemos que las cosas materiales son mejores, y es algo cultural, nos han enseñado que es chévere mostrar, decir acá vivo, tengo este carro y este trabajo, pero para mí es mejor sacrificar ciertas comodidades para vivir las cosas que he vivido y tener los gratos recuerdos que siempre estarán en mi memoria”, finaliza.


Juana Schultz

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